Vamos a jugar un juego: dime qué opinas de los viajes y te diré quién eres. Cuando piensas en un viaje, lo primero que aparece en tu cabeza es (sí, se vale señala varias, pero yo recomiendo máximo 3):

a) “¿Y si me quedo sin dinero? Que oso” 😰
b) “Trabajo mucho, me lo merezco.” 😎
c) “Todo tiene que salir perfecto.” 🤓
d) “Ya estamos acá, uno sólo vive una vez, ¡quiero disfrutar al máximo!” 🤩
e) “Voy tranquila porque tengo todo planeado.” 😌
f) “Después veo cómo me recupero económicamente.” 😬
g) “¿Y si gasto menos y guardo para el próximo?” 💼
h) “¿Y si me estafan? ¿Qué tal me vean la cara de turista?” 😓

¿Ya anotaste tu respuesta? Listo.

Si marcaste mayormente A, H → Eres el Viajero Ansioso

Te estresa el “y si…”. Tienes miedo de imprevistos y te cuesta disfrutar el proceso.

¿Qué puedes hacer?

  • Arma un fondo de emergencia específico para viajes. Así estás tranqui si pasa algo que no estaba en el plan inicial.
  • Investiga con anticipación y contrata un seguro de viaje.
  • Lleva un presupuesto detallado y haz algunas reservas, para sentir más control.
  • Respira profundo y piensa que has sobrevivido todos los viajes que has hecho hasta ahora. Si has tenido malas experiencias antes, piensa qué aprendiste de ellas y considéralas en la planeación de los siguientes viajes. Por ejemplo, puedes hacer una lista de las cosas que sí o sí tienes que empacar, y la revisas antes de salir. Así evitas todo el camino estar pensando “¿Será que se me olvidó algo?”

Si marcaste mayormente B, D, F → Eres el Viajero Merecedor (también conocido como el impulsivo con estilo)

Te encanta darte gustos (¡bien por ti!), pero a veces te pasas del presupuesto y lo dejas “para después”, y eso puede llevar a arrepentimientos, deudas, o a sacrificar otras cosas importantes.

¿Qué te recomiendo?

  • Haz espacio en tu presupuesto mensual para el placer. Pero la idea es que esté dentro de tu plan, no que reemplace tus demás metas u obligaciones. Ojo, pues.
  • Usa efectivo para limitar impulsos. Hay quienes hasta lo ponen en sobres o bolsillos diferentes, según el día o la función.
  • Planea primero lo importante (comida, hospedaje) y deja un margen para los gustitos, pero que sea explícito cuánto es tu límite.
  • Piensa en viajes futuros como recompensa si te mantienes dentro del presupuesto.

Si marcaste mayormente C, G → Eres el Viajero Calculador

Todo debe estar perfectamente organizado. Te gusta optimizar recursos, pero podrías dejar poco margen para lo espontáneo. La planeación puede superar el disfrute real del viaje.

¿Cómo lo arreglas?

  • Deja un 10-15% del presupuesto como “libre uso”. Así está en el plan, pero no tienes que saber todos los detalles. Puedes hacer lo mismo para tu tiempo: asigna un día o unas horas a “lo que salga en el momento”.
  • Recuerda: no pasa nada si algo se sale del plan. Un viaje debe permitir flexibilidad. Usualmente los mejores momentos no son planeados.
  • Disfruta el viaje más allá del Excel. Toma más fotos, despeja un poco tu cabeza.

Si marcaste mayormente E → Eres el Viajero Zen

Te preparas con tiempo, viajas con tranquilidad y manejas tu dinero sin drama.

¿Entonces qué puedes hacer mejor?

  • Sigue así y comparte tus hacks. Enséñanos, oh, gran sensei (en los comentarios, por ejemplo).
  • Lleva un registro diario simple para mantenerte al tanto. Así luego puedes revivir esos momentos especiales.
  • Puedes darte un pequeño upgrade, ¡te lo ganaste!

Bueno, y ya fuera de juegos, independientemente de qué tipo de viajero eres, te invito a pensar lo siguiente:

Planear un viaje no sólo es elegir destinos y empacar maletas, también es una oportunidad para poner en práctica buenas decisiones de finanzas personales.

En la siguiente entrada del blog te contaré cómo planear, disfrutar y analizar tu siguiente viaje como todo un experto, paso a paso, para que luego no andes arrepentido y sin que tu billetera sufra al volver.

Mientras tanto, deja en los comentarios el tipo de viajero que eres. O si logras adivinar el mío.